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Trágico despertar


Eran la 10:00pm de aquél 31 de marzo del 2017, sobre la ciudad de caía un fuerte aguacero, como ya era costumbre sus habitantes estaban tranquilos, para ellos era normal ver torrenciales lluvias en esas fechas, pues era el inicio del invierno. El agua y los relámpagos acompañados de ruidosos truenos descendían desde las nubes en grandes cantidades, haciendo creer que jamás iban a parar, para muchos esa puede ser una noche de terror, pero para los mocoanos era como ver simples fuegos artificiales, pues a esto ya estaban acostumbrados. Al día siguiente muchos habrían preferido que fuesen fuegos artificiales y no los rayos y centellas que pareciera le daban la bienvenida a una tragedia anunciada. A pesar de todo eso, el ambiente en calles de la ciudad transcurría con normalidad, pues era viernes y además había sido día de pago, así que la mayoría de los sitios creados para la diversión y el entretenimiento permanecían llenos, esa noche se sentía una paz como nunca antes se había sentido. Bien dice el dicho, que “después de la tormenta viene la calma”, pero esta vez el destino de Mocoa estaba dispuesto a romper todas la reglas, ya que después de la tormenta, solo llegaría una tormenta mayor y que al final de la noche se convertiría en tragedia, una de las mayores tragedias que habrá podido vivir esta pequeña ciudad, una ciudad que fue devastada pero no destruida.

Los habitantes y sobrevivientes de este fenómeno “natural” (que al final se dice fue a causa de los mismos actos del hombre) cuentan que poco antes de la medianoche el cauce de los ríos Mocoa y sangoyaco y la quebrada la taruca aumentó tan rápido que no tardó mucho para que el agua y lodo empezaran a salirse de su caudal inundando algunas calles y viviendas, al percatarse de lo que estaba sucediendo, algunas personas empezaron a evacuar, pero la mayoría solo buscaba lugares altos dentro de la misma casa en donde creían que el agua no los alcanzaría. Lo que ellos no imaginaban era que para lo que estaba por venir no estarían seguros ni en su propia casa. Poco tiempo después que las inundaciones empezaran, cuentan que un sonido aterrador se escuchaba venir desde las montañas como anunciado que lo peor estaba por llegar. Era una mezcla de agua, lodo, madera y piedras de hasta más de una tonelada que venían río abajo arrasando con todo lo que encontraran a su paso, la zozobra se apoderaba de la gente, al punto que todos pasaron el resto de la noche en vela. Empezaba la madrugada y la ciudad no tenía luz, los organismos de socorro y la policía no daban abasto para atender semejante desastre, antes de que la luz del sol apareciera entre las montañas, ya se hablaba de cientos de heridos y decenas de desaparecidos, pero fue hasta que el día llegó, que se pudo evidenciar la magnitud de la tragedia, casi una tercera parte de la ciudad había desaparecido, casas y puentes arrasados por completo, la naturaleza reclamó lo que era suyo.

El mundo entero se despertó con la noticia de un pequeño pueblo en un rincón del mapa y olvidado por los grandes dueños del país. Lastima que sería una tragedia quien diera a conocer el nombre de esta región al planeta entero. Las ayudas llegaron, la gente de buen corazón se hizo sentir desde todas partes, también llegaron las promesas por parte del estado y la clase política de siempre, incluso algunos aprovecharon para hacer campaña y sacar su tajada.

Pasa el tiempo y muchas de esas promesas aún no se han cumplido, algunos habitantes se han tenido que levantar por sus propios medios, mientras que otros no corrieron con la misma suerte, ya que todo lo que tenían lo perdieron aquel día y tampoco tienen un familiar o persona cercana de quien recibir apoyo. Se cumple un año al momento de esta publicación y las personas se siguen preguntando, en dónde están los miles de millones en donaciones y las decenas de proyectos que prometieron, pero están dispuestas a luchar y seguir adelante hasta recuperarse por completo.

Miles de historias se contarán de aquella trágica noche, la mayoría de ellas serán sobre héroes sin capa que hicieron todo lo posible por salvar una vida, por ayudar a los demás en el momento en que más lo necesitaron, otros simplemente la contarán tratando de no olvidar los buenos momentos vividos junto a quienes ya no están.

Esta historia la escribo, solo para recordar que al caído se le debe dar la mano para ayudar a levantarse, pero también se le debe llevar de la mano hasta estar en una zona segura, de nada vale ayudarlo a levantar si lo vas a dejar en el mismo lugar donde cayó. Pido que por favor no se olviden de su gente, una ciudad que a pesar de todo lo que tuvo que vivir, sigue siendo la Mocoa señorial que yo siempre recuerdo, con uno de los mejores carnavales del sur del país, tiene excelentes sitios turísticos para los amantes de la naturaleza y lo mejor, tiene la atención de su gente, siempre dispuestos a ayudar a los demás. Si algún día tienes la oportunidad, pásate por Mocoa, cuando la conozcas seguro querrás volver.

By: Yackley

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